A estos pequeños tesoros les llegó la edad de la jubilación. Ante la tristeza de la decisión de hacerlos desaparecer de mi vida después de acompañarme durante muchoooos años, he decidido fotografiarlos y darles un lugar de honor aquí. Tengo las láminas guardadas de casi todos, compradas hace quizá veinte años, son ediciones de los años setenta, sobre castillos y casitas en papel con una cartulina de gran calidad. La decisión de jubilarlos no es tanto por su deterioro sino por una actitud de simplificación de mi entorno que me hace la vida más agradable. Claro que hay que hacer algunos sacrificios, pero ya los disfruté, y gracias a este recuerdo, lo seguiré haciendo.
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